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Un abrazo puede salvarnos la vida

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Durante la pandemia una de las dificultades más grandes que tuvimos los seres humanos, fue la obligatoriedad de distanciarnos, evitar el contacto físico, lo cual represento en las personas una mayor sensación de malestar, mayor dificultad para lidiar con las emociones displacenteras, y un enorme desajuste neurobiológico, aún hoy seguimos evidenciando las consecuencias y seguramente durante varios años veremos el impacto que esto representó.

Hagamos un análisis sencillo pero profundo, ¿cuántos abrazos faltaron por dar? Primero, a esos recién nacidos, en brazos de los abuelos y de los tíos que esperaban con ansias la llegada de un bebé, cuántos abrazos faltaron por dar en una fecha importante en esos primeros años de vida que determinan la forma en que nos relacionamos con el mundo y la forma en que percibimos los estímulos de seguridad, cuántos abrazos faltaron en las relaciones de pareja posterior a un desencuentro, o incluso en la terminación de las jornadas laborales cuando al llegar a casa, en otro tiempo, lo más importante era recibir un abrazo o un beso de ese ser querido… pues ya no era   “ necesario”, porque todo el día estábamos en casa y besar o abrazarnos no era “necesario”. Cuántos de nuestros familiares se fueron sin poderles dar ese abrazo o beso de despedida al momento de su muerte.  ¿Cuántos abrazos nos faltaron por dar? y ¿cómo esta pandemia reconfiguro nuestros procesos emocionales?.

Ahora bien, veámoslo desde la ciencia. La piel es el órgano mas grande del cuerpo humano, tiene alrededor de 5000 terminaciones sensitivas en un centímetro cuadrado de piel y permite nuestra relación con el ambiente desde nuestros procesos sensoperceptuales; hagamos un alto para una pregunta, ¿Qué pasa con nuestro organismo al dar o al recibir un abrazo?. En un abrazo se libera dopamina, serotonina, endorfinas y se genera una disminución en los niveles de cortisol en sangre, se disminuyen los niveles de estrés y se genera un aumento en el bienestar percibido.

Nuestro cuerpo al entrar en relación con otro ser humano en un abrazo expone su vulnerabilidad ya que todos los órganos vitales están desprotegidos, así mismo la tasa cardiaca y la presión arterial disminuyen, la respuesta inmune mejora, así es, el abrazar genera un cambio en la química del cuerpo y propende una mejor calidad de vida.

Finalmente, una reflexión, ¿es necesario esperar a que un virus, la enfermedad, nuestros desacuerdos o la imposibilidad de no tener a nuestros seres queridos cerca, sea lo que nos haga valorar la importancia de un abrazo?, o mejor entendemos de una vez por todas, que como seres humanos tenemos una necesidad natural del contacto físico, que abrazar garantiza un mejor desarrollo en los bebés prematuros (bebé canguro), que el contacto físico relaja el cuerpo, que el abrazar finalmente es la expresión más profunda de felicidad y de confort. O se te olvida que, al momento de celebrar un logro, un punto en un partido o ¿por qué no? celebrar un gol, el gesto mas sincero es abrazar y transmitir esa felicidad que se encapsula en un instante mágico. En el abrazo dos cuerpos sincronizan por un instante los latidos de su corazón, la química cerebral y corporal se modifican para evidenciar que este es un gesto que está impregnado de empatía y compasión, y por tanto nos da la posibilidad de ser mejores seres humanos.  

Por: David Bonilla Macias. – Psicólogo – Mgs en Neuro Psicología y Educación – Docente Universidad el Bosque – Director Instituto Colombiano de la Compasión.

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